Rosana G. Alonso
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La obra Palimpsesto de Doris Salcedo, que estos días puede verse en el Palacio de Cristal, es un contramonumento erigido para pensar en los migrantes cuyas vidas se hundieron en el Mediterráneo

Hay obras que las miras y las ves. El encuentro con ellas es, incluso a distancia, de rápido alcance. Palimpsesto, la instalación de la artista Doris Salcedo [Bogotá, 1958] que hasta abril del próximo año se puede ver en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, en cambio, obliga a acercarse. No solo al umbral. Es preciso inclinarse, ya que a vista de pájaro no se aprecia su contenido. Al inclinarse, la obra se activa. ¿Cómo recordar los nombres de aquellos cuyas vidas perecieron en el Mediterráneo, tratando de llegar a Europa? Nombrándolos, trayendo los nombres, que tratamos de olvidar, a la memoria. Así, dejamos de ser meros espectadores pasivos, estableciendo una relación afectiva con aquellos a los que se les arrebató una identidad que ahora podemos recordar en un acto de humanidad, que convierte al Palacio de Cristal en un lugar sagrado para la meditación y el recogimiento.

Porque en el momento en el que tomamos conciencia de la catástrofe de los desheredados de la tierra, también nos condolemos de “una tragedia que tiene dimensiones épicas”, según constata la artista colombiana, que considera que “todas estas muertes nos pesan a todos. Así desconozcamos que forman parte de nuestro presente, sí forman parte integral de nuestra vida cotidiana”, manifiesta con una claridad de pensamiento que revela la reflexión intrínseca a esta extraordinaria pieza que es Palimpsesto. Lo que ocurre, según aprecia, es que “la ignorancia acerca del dolor del otro, es una ignorancia buscada y cultivada”. En este sentido, como artista, se siente con el deber de alfabetizar, de renombrar el olvido en lo que Salcedo explica como “la tarea inmemorial del arte de nombrar todo aquello que queremos desconocer”. Una constante en su trabajo que aquí, además, cobra sentido literal. En ese instante en el que la mirada se inclina hacia el suelo, en el que casi tenemos que arrodillarnos para ver el resultado del prodigio de ingeniería que ha hecho posible la obra, hacemos una acción de duelo al pronunciar o deletrear los nombres de aquellas vidas arrebatas por la violencia política en la que estamos inmersos, consciente o inconscientemente. Nombres que están escritos con lágrimas, sobre losas fúnebres, porque según cuenta la artista, en el trabajo de investigación previo al diseño de la instalación, entrevistó a madres que habían perdido a sus hijos en su travesía hacia otros lugares de acogida donde poder llevar una vida plena, y estas entrevistas estuvieron marcadas por el llanto.
 
Palimpsesto de Doris Salcedo en el Palacio de Cristal | StyleFeelFree

Obra: Palimpsesto de Doris Salcedo en el Palacio de Cristal | Foto: © StyleFeelFree

 
Palimpsesto, una intervención horizontal que subraya la ausencia, la pérdida, está realizada a ras de suelo por lo que obliga a una mirada que evita fijarse en la majestuosidad vertical del Palacio, un edificio vinculado directamente con el pasado colonial de nuestro país, al haber sido construido a finales del siglo XIX para la Exposición de las Islas Filipinas, lo que acentúa lecturas que tienden a resaltar su aspecto lustroso. Sin embargo, y aunque es más común que las instalaciones en este solariego edificio tiendan a establecer un diálogo que ocupa el espacio, bien enfatizando su cúspide, bien centrándose en una base desde la que construir hacia la vertical, en esta ocasión, el Palimpsesto de Doris Salcedo, echa raíces en el suelo para destacar la misma base, protagonizada por aquellos, los mismos, que una y otra vez han sido hostigados por la historia.

En ella, mediante estudiados sistemas hidráulicos se puede ver como del suelo emergen unas gotas de agua que se unen hasta formar los nombres de las personas que se han ahogado al intentar llegar a Europa en busca de una vida mejor. Palabras que también se ahogan en un palimpsesto que borra y reescribe, una y otra vez, la historia olvidada. Es, en palabras de Manuel Borja-Villel, “un contramonumento”. Por esa misma horizontalidad. “Normalmente los monumentos son verticales y están basados en pedestales que sirven para representar la memoria colectiva que representa victorias”, explica el director del Museo Reina Sofía, que gestiona el Palacio de Cristal. En esta ocasión, el monumento se reconfigura, se invierte, porque Doris Salcedo con Palimpsesto “recuerda aquello que se desconoce” mostrando “a los que no tienen territorio”, en otro territorio al que Villel denomina “comunidad de afectos”, un lugar de lo común donde realizar un ejercicio individual y recíproco de llorar y ver llorar a la piedra, de la que emana un agua cargada de significados.

Aquellos, se convierten entonces en estos, los nuestros, por los que Doris Salcedo pide una plegaria fúnebre, devolviéndoles de esta manera toda la dignidad que merecen en un anti-mausoleo que torna al Palacio de Cristal en un verdadero templo de arte, que transforma la luz en destellos de compasión, para hacer legítimo el duelo que nunca hicimos. Descansen en paz.
 
Palimpsesto de Doris Salcedo en el Palacio de Cristal | StyleFeelFree

Detalle de obra: Palimpsesto de Doris Salcedo en el Palacio de Cristal | Foto: © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Palimpsesto
Artista: Doris Salcedo
Coordinación: Soledad Liaño y Suset Sánchez
Lugar: Palacio de Cristal. Parque del Retiro
Fechas: Del 6 de octubre de 2017 al 1 de abril de 2018 (el Palacio de Cristal permanecerá cerrado los días de lluvia)
Horario: Octubre (de 10h a 19h) / De noviembre a marzo (de 10h a 18h)
Precio [entrada a exposición]: Gratuito