El tercer asesinato | Kore-eda se reinventa 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Con ‘El tercer asesinato’ Kore-eda da un vuelco a su filmografía con un filme arriesgado, en el que demuestra que es un cineasta versátil que no teme a nada

Hirokazu Kore-eda, hasta ahora, parecía sentirse cómodo en los dramas familiares y personales. Con El tercer asesinato, da un giro inesperado a su filmografía. Posiblemente su ritmo ajetreado, con una película en cartel cada año, le haya motivado a cambiar el registro para no aburrirse ni aburrir. Algo que han intentado pocos directores. Una significativa mayoría de realizadores, encasillados en una cinematografía de autor que pasado un tiempo pierde frescura y se encasquilla, no son capaces de aceptar el reto. Puedo nombrar unos cuantos a los que les vendría bien un autoanálisis crítico. El caso de Almodóvar, Tarantino o Kusturica, puede ser evidente. Lo es, cuando la fórmula está a punto de asfixia. Pero es más fácil sobrevivir de una trayectoria que ha marcado un estilo, aunque este ya haya perdido su color y en ocasiones, hasta su momento y lugar, que aventurarse a nuevos desafíos que abran el enfoque y las posibilidades.

Kore-eda, sorpresivamente, cambia de canal. Y lo hace cuando no había agotado todas las vías de exploración de temáticas abiertas; atreviéndose, no obstante, con un drama legal de suspense e inspirado en el cine negro. La jugada le sale redonda. Lejos de quedarse en lo puramente estético, que encuentra una amplia biblioteca donde documentarse y que le sirva de inspiración [él mismo ha declarado haberse nutrido de significativas películas de cine negro como Alma en suplicio de Michael Curtiz o El infierno del odio de Akira Kurosawa], encuentra en El tercer asesinato, la posibilidad de enfrentarse a un género que explora hasta prácticamente agotarlo, como dejando para otros el reto de ir un paso más allá.

El tercer asesinato no se queda en el juicio o en las extraordinarias confidencias, cara a cara, entre cliente y letrado. Lo realmente significativo es como el cineasta japonés de las recientes Después de la tormenta o Nuestra hermana pequeña, se sirve de las estrategias abiertas en los relatos judiciales, para desarrollar su versión de que la verdad y la ley no tienen por qué ir de la mano, lo que no imposibilita el reconocimiento de una verdad, basada en los hechos, que busca premeditadamente enmascarar. Una fórmula que le lleva a jugar con el espectador en una película de claroscuros necesarios para enfocar distintos itinerarios que someten a la verdad al filtro de la mentira. El tercer asesinato es la prueba que muestra como los sistemas judiciales, amparados por estrategias que manipulan los hechos, sobreviven en sociedades que utilizan la falacia de una verdad inquebrantable para imponer el orden. Kore-eda despliega aquí un crucigrama difícil de resolver, que al fin y al cabo, manifiesta muchas lagunas de nuestros modos de vida, basados en una conquista del éxito, que impide ver con claridad donde está la trampa, qué es verdad, o quiénes son los buenos y los malos, cuando la historia está falsificada o guiada para un fin determinado.
 

Tráiler de El tercer asesinato | StyleFeelFree Youtube