Los últimos años del artista: Afterimage | Muerte de un artista 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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‘Los últimos años del artista: Afterimage’ es el punto final de Wajda a toda una trayectoria salpicada de figuras esenciales de su Polonia natal

Pocos creadores que hayan saboreado las mieles del reconocimiento en vida se han librado, al menos, en alguna ocasión, de tenderle una mano al poder político directo o a alguna de sus formas. En este sentido, la línea que separa el verdadero compromiso artístico, entendido como humanitario, del provecho personal, aunque esté sustentado por ideas progresistas, generalmente es tan delgada, que difícilmente se puede discernir entre uno y otro. Más teniendo en cuenta que ello no impide que muchas veces las decisiones que se toman en un momento determinado, no dejan de ser una forma de supervivencia. Aparentemente, el único camino para dar voz a la creación y poner nombre a su autor, que es comprensible quiera tener reconocimiento cuando le corresponde, mientras su presencia puede explicar sus razones artísticas. Sin embargo, una trayectoria no puede entenderse en su magnitud hasta que esté completa y se puede hacer una lectura causística, lo cual pone de relieve lo importante, lo heroico, si lo hubo. Y en Strzemiński, a juzgar por el retrato que hace Andrzej Wajda en Los últimos años del artista: Afterimage, fue mucho. Su trayectoria personal, lo que sabemos de ella en el período que abarca desde 1949 hasta su muerte en 1952, es un testimonio vital tan noble, que era ineludible ponerlo de relieve, prescindiendo de los capítulos a parte, algunos heroicos también, que precedieron a este epitafio final, más ilustrativo que sus obras o sus teorías.

Władysław Strzemiński supo advertir a tiempo del peligro de los vínculos directos entre arte y política que pusieron un final trágico a sus últimos años, en los que trató de poner en orden su Teoría de la Visión. Justamente en esta etapa vital se centra la película póstuma del narrador más angular, historicista y sensible, de su Polonia natal, Andrzej Wajda. Un realizador que por otra parte siempre siguió muy de cerca y se interesó sobremanera por los artistas que trabajaron en Polonia. Tal es el caso de la fascinación que ejerció en él la obra de Andrzej Wróblewski, al que rescató de forma muy poética en Todo a la venta.

En Los últimos años del artista: Afterimage Wajda vuelve como en Walesa. La esperanza de un pueblo, a centrarse en un personaje histórico principal que eclipsa todo el relato con una interpretación excelente (Bogusław Linda) que se desarrolla en una composición cinematográfica directa, sin preámbulos, para llegar a todos los públicos, evitando, eso sí, la presencia de la también artista Katarzyna Kobro, esposa de Strzemiński, que permanece en la sombra, como un personaje que se presiente dolido. Para redescubrirles, a los dos, es conveniente pasarse por la pequeña muestra Kobro y Strzemiński. Prototipos vanguardistas que permanecerá abierta hasta septiembre en el Museo Reina Sofía de Madrid. Una oportunidad de presenciar la reconstrucción de la famosa Sala Neoplástica, que también está recreada en la película y que confirma que más allá de lo político, el arte si quiere revelar algo al espectador, tiene que guiar su mirada para dotarla de conciencia.
 

Tráiler de Los últimos años del artista, Afterimage | StyleFeelFree Youtube