Paula | Impostado retrato de una artista auténtica 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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La fascinante biografía y obra de la artista Paula Modersohn-Becker merecía un retrato más prodigioso y fidedigno que el que ofrece Christian Schwochow en ‘Paula’, una película que cae en las redes de una mirada excesivamente exuberante

Hay vidas de artistas que han servido de inspiración para el cine en más de una ocasión. En el año 1956, en vida todavía de Pablo Picasso, tanto el malagueño como Van Gogh encontraron en la gran pantalla un lugar desde el que fortalecer el mito. El misterio de Picasso  de Henri-George Clouzot y El loco del pelo rojo de Vincente Minnelli, solo fueron el comienzo de una larga lista de títulos que contribuyeron a expandir la obra de algunos creadores universales como Turner a través de Mr. Turner. Pero pocas mujeres, entre las que se encuentran Frida Kahlo, Camile Claudel o Bethe Morisot, han visto su vida y obra reflejadas por una cámara que tiende a una mirada contagiada por la figura grandilocuente del artista-genio. En este sentido Paula, biopic que aborda la biografía de la pintora Paula Modersohn- Becker, llega en un momento en el que el papel de la mujer está comenzando a ser más visible, lo cual es síntoma de salud social, aunque, todo sea dicho, a veces esa visibilidad solo contribuya a favorecer ciertas miradas o causas, que no siempre son las más apropiadas o justas.

En Al otro lado del muro  Christian Schwochow, director de Paula, consiguió hacer que el papel de Jördis Triebel brillara y subiera el listón de una película muy notable que analizaba la zona de tránsito entre la RDA y la Alemania del Oeste, en plena guerra fría. En cambio en este último proyecto, aunque se percibe una intención de destacar la figura de Paula Modersohn- Becker, no se consigue plasmar, desde una naturalidad que se extraña, la autenticidad de una artista, aquí interpretada por Carla Juri con un tono impostado en algunas escenas que no puede dominar porque el resto de personajes, como su amante de la etapa de París, resultan excesivamente maqueados en un guion superfluo. Una artista de su temperamento, como lo fue Paula Becker, que en poco más de treinta años dejó un lugar imborrable en la historia, como precursora del expresionismo alemán, merecía un proyecto más ambicioso, que posiblemente hubiese caído mejor en las manos del inglés Terence Davies que recientemente hizo un magistral trabajo con la biografía de Emily Dickinson en Historia de una pasión.

Teniendo en cuenta además que Paula Becker a día de hoy no ha sido suficientemente rememorada en exposiciones que exploren su obra y biografía, situándola donde le corresponde, a la altura de las figuras célebres de principios del siglo XX, donde destacaron los fauvistas y seguían presentes las huellas imborrables de Cézanne y Gaugin, dos de sus grandes referentes, ni que decir tiene que no nos conformamos con que su nombre comience a resonar entre el gran público. Aún así, Paula tiene una luz fabulosa y algunos planos destacables, como el que cierra su biografía con un broche precioso en una cadena chapada en oro.
 

Tráiler de Paula | StyleFeelFree Youtube