Rosana G. Alonso
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Mohamed Ben Attia en ‘Hedi’, su primer largometraje, hace un retrato de la situación de la juventud en Túnez, vacilante entre una tradición asfixiante y las ansias de libertad

Hedi, un viento de libertad | StyleFeelFree
Fotograma de Hedi, un viento de libertad | StyleFeelFree
SINOPSIS
Hedi es un joven a punto de celebrar un matrimonio concertado. Absorbido por el carácter dominante de su madre y un trabajo desmotivador, se refugia dibujando hasta que encuentra a Rym, una animadora de un hotel de playa, muy distante a su entorno cercano, que despierta en él su ego reprimido. Con ella podría dar el paso hacia su verdadera emancipación, si es capaz de liberarse de las ataduras que le rodean.

Seis años después de la Primavera Árabe, la juventud tunecina sigue estando desencantada. La revolución y la caída del dictador Ben Ali tampoco cambiaron sustancialmente las cosas, cuando las barreras siguen presentes en forma de tradiciones que poco tienen de culturales si chocan con las libertades, y que por ello mismo, no encajan bien en sociedades avanzadas. Con Hedi, ópera prima de Mohamed Ben Attia, este sentimiento de cierta resignación que experimenta la juventud tunecina y que está caracterizado por contrastes difíciles de conciliar, quedan retratados en la figura que da título a la película, un joven que acepta con estoicismo una vida diseñada por otros, como también le ocurre a distintos personajes como Khedija, con quien está a punto de casarse sin a penas conocerse. En contraste a ellos, Rym, más independiente, lleva una vida, aparentemente, sin ningún tipo de ataduras. Todos ellos son la voz de los jóvenes tunecinos, ahora con eco en una cinematografía que está empezando a alzarse con nombres como Abdellatif Kechiche que arrasó y escandalizó con La vida de Adèle  o Leyla Bouzid que recientemente, en Abriendo los ojos, realizó un retrato muy fidedigno de esa misma juventud, detonante de la revolución.

Hedi  podría ser una fábula, pero Mohamed Ben Attia ha preferido enfrentar a sus personajes a la realidad para que sea el propio espectador el que valore las circunstancias y los hechos. En este sentido, su proceder, en una cinta que no escatima en vano ni un minuto de metraje, se revela como una oportunidad de hacer una cartografía social que deja abiertas puertas y ventanas a un futuro que está en el consciente y subconsciente de la población más joven. Ésta no parece tener muy claro qué lugar le corresponde, o en cual quiere estar, para sentirse libre de ataduras sin perder su identidad. Así, Hedi, se convierte en una cinta que indaga, que busca causas, entrando en la psicología y sociología de un territorio, para hacer un diagnóstico de un estrato de la población que entiende que la libertad es irrenunciable. Hedi, es un grito de libertad, pero no es un grito apologético. Es ahí donde brilla, sin buscar las pretensiones de un relato heroico. Su historia sencilla, su métrica y ritmos internos, así como sus silencios gramaticales, buscan hacer un mapa emocional libre de interpretaciones. Su fortaleza está, precisamente, en todas sus estudiadas debilidades que hay que entender como susurros al espectador que claman una presencia en el mundo. El cine tunecino junto al de otros países que hasta ahora tenían menos posibilidades de exhibirse, está dando los relatos más convincentes y humanos.
 

Tráiler de Hedi, un viento de libertad | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: Inhebek Hedi (Hedi, un viento de libertad)
Duración: 93 minutos
Dirección: Mohamed Ben Attia
Guion: Mohamed Ben Attia
Fotografía: Frédéric Noirhomme
Decorados: Mohamed Denguezli
Vestuario: Nedra Gribaa
Música / banda sonora: Omar Aloulou
Montaje: Azza Chaabouni, Ghalya Lacroix y Hafedh Laaridhi
Reparto: Majd Mastoura, Rym Ben Messaoud, Sabah Bouzouita, Hakim Boumessoudi, Omnia Ben Ghali
Fecha de estreno España: 17 de febrero de 2017
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