Rosana G. Alonso
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La galería Michel Soskine introduce en España la obra del artista japonés Naoaki Sakamoto, un trabajo de reflexión y experimentación que encuentra en el papel tradicional japonés, un vehículo de meditación sobre el entorno y nuestra relación con él

Naoaki Sakamoto | StyleFeelFree
Obra de Naoaki Sakamoto fotografiada en la galería Michel Soskine | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

¿Cuál es nuestra relación con el entorno? No son pocos los artistas que actualmente están interesados en desarrollar su trabajo partiendo de una búsqueda que alcanza a la naturaleza. Esto implica la conciencia de un despertar cosmocéntrico que entiende que el ser humano forma parte de un todo que lejos de alienarle, le permite desarrollar su personalidad desde la conciencia de una espiritualidad ligada a lo natural que da sentido a lo que hace en un mundo, en un orden político, que tiende cada vez más a convertirnos en masa amorfa desconectada de lo trascendental en lo vital. Las líneas de trabajo de algunos de estos artistas, que lógicamente, en muchos casos perciben que esta concepción no puede separarse de la actividad manual y artesanal, se pueden ver ahora en la muestra colectiva El curso natural de las cosas  organizada por la Casa Encendida que recoge una variedad de propuestas entre las que destacan las de Adolfo Schlosser, Milena Muzquiz, Fernando Buenache, Karin Ruggaber y Nicolás Paris.

Desde este proceder, el artista japonés Naoaki Sakamoto en la exposición Earth & Sky  que recoge 20 obras sobre papel exhibidas en la galería Michel Soskine de Madrid, concibe el arte como una experiencia del saber arraigado al budismo Zen que ha ejercido una gran influencia en su quehacer creativo aplicado a la experimentación en el Nihon-shi, el papel japonés realizado de forma tradicional, reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2014 por la Unesco.

El resultado que se advierte a través de estas obras mostradas en la galería madrileña, nos remonta indefectiblemente a los orígenes del tachismo francés de los años cuarenta y cincuenta entre los que despuntan Jean Fautrier y Dubuffet, artistas que encuentran cierta analogía con Sakamoto en el uso de las materias primas vegetales que se desenvuelven en gestos espontáneos. Expresiones en plena libertad que recogió también, por inspiración oriental, el expresionismo abstracto americano, corriente en la que podríamos subrayar a Franz Kline puesto que se evidencia su conexión con el japonés en la aplicación de la caligrafía en alguna de sus más gravosas obras.

En el conjunto sobresalen en cambio las creaciones de gestos más mínimos que nos conectan con una esencia del ser que despierta con fuerza en esta década como una forma de recobrar nuestra naturaleza humana individual, por el bien de un común muchas veces mal administrado o no real. Mientras sentimos que todo gesto individual es visto como una amenaza que busca desintegrar una globalidad cada vez más implacable y temible, es cuando más necesario se hace la expresión meditada y sentida, satisfecha en entornos vinculantes, a través de los cuales podemos alcanzar una verdad no mediada. Auténtica, esencial y respetuosa con el medio. Una verdad que incluso, aunque inevitablemente por las condiciones que nos exceden continuamente presenciamos como “el barco se hunde, el hielo se resquebraja”,  en alusión a la instalación sonora que puede atenderse en el Palacio de Cristal del Museo Reina Sofía a propuesta de Lothar Baumgarte, se percibe un camino todavía por descubrir que se revela deteniéndose a pensar, contemplando por ejemplo, como hace Naoaki Sakamoto la naturaleza, para a través de ella participar de la experiencia de los cuatro elementos comprendidos en la estética Zen.

Efectivamente, se vislumbra necesario dejar de hacer para pensar, meditar, reflexionar y así quizás encontrarse a uno mismo, o tratarlo al menos. Las experiencias que nos proponen para colapsar nuestra voluntad, quedan de esta forma aparcadas al menos por instantes para lo propio, que no va en contra de lo común, sino al contrario. Momentos donde ya nada existe, salvo lo esencial del ser. Sentirse vivo, latiendo en una unidad individual conectada con el todo. Lo único. Lo esencial frente a la ilusión de la experiencia. Ahí radica la contemporaneidad de Sakamoto.
 
Naoaki Sakamoto | StyleFeelFree

Obras de Naoaki Sakamoto en la galería Michel Soskine | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Earth & Sky
Artista: Naoaki Sakamoto
Lugar: galería Michel Soskine (General Castaños, 9. Madrid)
Fechas: 17 de noviembre de 2016 – 14 de enero de 2017
Horario: De martes a viernes 10:30 a 19:30 horas. Sábados de 10:30 a 14:30 horas
Entrada: acceso libre