Rosana G. Alonso
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En ‘Primavera en Normandía’, Anne Fontaine se pierde en una voluptuosidad bucólica que resulta excesiva como reflejo del cine actual

Primavera en Normandía | StyleFeelFree
Fotograma de Primavera en Normandía | StyleFeelFree

Si hay algo que me resulta poco atrayente en el cine es el provincialismo puramente ornamental que sigue anclado a ciertas estéticas arropadas por prejuicios formales con localizaciones propias de las que se ha abusado hasta la saciedad. No me refiero en cambio a un localismo argumental y razonado tan necesario para descubrir aspectos de realidades lejanas pero conectadas por lo humano, lo emocional, fisonomías que nos hacen empatizar con el otro sin sentenciarlo de entrada tajantemente precisamente porque son esas formalidades estéticas las que al fin y al cabo ponen distancias cuando no hacen de soporte argumental que permitan comprender el relato. En Primavera en Normandía  no puedo evitar ese rechazo formal que me causa una estética caduca y formulada en base a lo que considero prejuicios. La mirada aquí responde a un bucólico excesivamente provinciano materializado en personajes que se reconocen en hormas antiguas asumidas por el cine. Pero como el cine tiene que avanzar para incidir en lo social, rechazo de entrada estos patrones que antes de ser tal, tuvieron una lógica propiciada por el tiempo. Belleza robada  (1996) de Bernardo Bertolucci, una película que comparte con esta una sensualidad asociada a lo femenino que encaja perfectamente en paisajes rurales, tuvo su razón de ser porque los noventa están caracterizados por una voluptuosidad estética que alimentándose de estereotipos conformaron moldes que eran el reflejo de la sociedad, en base a la poca presencia femenina que existía en las artes, lo que predisponía a que la modernidad lo fuese solo en ciernes. Pero que a estas alturas se sigan haciendo películas que bien podrían haberse exhibido hace más de dos décadas, por muy justificado que se encuentre en que sea una adaptación de una novela, no acaba de convencerme.

Dicho lo cual y aun considerando que el lugar de Primavera en Normandía  no es el presente sino un atemporal que convencerá a los que buscan resarcirse en clichés propios del cine que tienden a convertirlo en una experiencia plástica, hay aspectos que son interesantes en la cinta, aunque sobre los más meritorios se pasa por ellos con mucho sigilo. Así la puesta en escena en un entorno rural en el que el tiempo pasa lenta y placenteramente es uno de los mayores atractivos de la cinta. Y en esta localización que el protagonista sea el que cuenta la historia como si improvisara el guion él mismo dirigiéndolo a su antojo resulta de lo más atractivo de una historia extraída de la novela gráfica Gemma Bovery  de Posy Simmonds que en la versión cinematográfica orquestada por  Anne Fontaine banaliza más a su personaje femenino, encarnado en la actriz inglesa Gemma Arterton, lo que constituye el mayor error del metraje.
 

Tráiler de Primavera en Normandía | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: Gemma Bovery (Primavera en Normandía)
Dirección: Anne Fontaine
Guion: Pascal Bonitzer, Anne Fontaine (Novela: Posy Simmonds)
Fotografía: Christophe Beaucarne
Música / banda sonora: Bruno Coulais
Reparto: Gemma Arterton, Fabrice Luchini, Jason Flemyng, Isabelle Candelier, Mel Raido, Pip Torrens, Elsa Zylberstein, Edith Scob, Niels Schneider, Kacey Mottet Klein, Pascale Arbillot
Fecha de estreno España: 20 de Marzo de 2016
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