Rosana G. Alonso
Últimas entradas de Rosana G. Alonso (ver todo)

Bajo el título ‘La espera forma parte de una vida intensa’, el Museo Reina Sofía homenajea a la artista india Nasreen Mohamedi

Nasreen Mohamedi (1937, Karachi – 1990, Badovara. India) pasó la mayor parte de su vida cerca del mar y del desierto. Esperando activamente, intensamente. Sus diarios revelaron su pensamiento tanto artístico como vital. Estos estudios —los extraídos de sus escritos— son los que han permitido sintetizar su trayectoria en un enunciado que apela a la espera. La espera forma parte de una vida intensa es el título bajo el cual el Museo Reina Sofía en colaboración con el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, da pie a la exposición sobre la artista india que marca la nueva temporada expositiva del centro de arte con un arranque excepcional que además enlaza con la muestra antecesora que la institución realizó sobre Carl Andre, atendiendo a un minimalismo que en Mohamedi fue acentuándose a lo largo de su vida, si bien, no sólo en lo formal, sino en la dialéctica, se distinguen múltiples lecturas que evidencian una identidad propia no sujeta a corrientes.

En la exposición retrospectiva sobre la artista india Nasreen Mohamedi que puede verse en el Museo Reina Sofía, se contempla la transición gradual de la artista hacia la abstracción total en 216 obras que son el reflejo de una vida marcada por la enfermedad

Este enunciado que sirve de preámbulo al recorrido que para M. Borja Villel, director del Museo Reina Sofía, descubre a “una artista singular que se aparta de los lugares comunes de lo que se considera el arte moderno” sólo puede entenderse desde lo biográfico —a juzgar por sus cuadernos de notas— apuntando a su lucha “entre el valor y la desesperación”, en palabras de Roobina Karode, comisaria de la muestra, a raíz del diagnóstico de la enfermedad neuromuscular de Huntington que la artista empezó a manifestar en la década de los sesenta y que fue el detonante de que su trabajo tenga una lectura que atiende a un proceso paulatino hacia la abstracción total —proceso que acompañó no sólo las limitaciones de la enfermedad, sino su sentir hacia otra dimensión no material—. En cambio, incluso sus obras más abstractas siguen manteniéndose en una ejecución que se desenvuelve en lo sensitivo y lo minucioso, anunciando una elevación que acentúa un trayecto espiritual que encuentra en la ausencia ornamental, en lo mínimo, una grandeza que trasciende.

No obstante, la espera podría tener otras interpretaciones. Su carácter artístico la alejó de las estéticas imperantes en Asia. Se la considera pionera en abordar la abstracción en India, aspecto que la alejó del discurso artístico dominante que se encontraba varado en un enfoque marcadamente nacionalista desde lo figurativo. Se resignó a esperar, consciente de la idea de mortalidad, pero quizás también por ello mismo, consciente de la necesidad de dejar rastros de su presencia terrenal en un trabajo que se abstrae al tiempo por su esencia asombrosamente personal a pesar de sus múltiples influencias que depuró en la Central St Martins de Londres donde estudió Bellas Artes, en París donde se formó en arte gráfico becada por el gobierno francés y en sus numerosos viajes por Asia, donde exploró las formas tradicionales y la riqueza arquitectónica islámica.

Las claves para comprender la obra de Nasreen Mohamedi, esclarecidas por Roobina Karode, que explicó a la prensa a lo largo de las ocho salas que acogen un total de 216 obras que componen en el Reina un trazado insólito por ser esta la exposición más completa que se muestra del trabajo de Nasreen, quedan a disposición de una evolución paulatina que tiene una razón de ser que va camino de una simplificación gradual, siempre en flujo, de una destilación de medios procedente de la observación de su medio natural y en este, de ella misma como parte de un todo al que a medida que su enfermedad se fue haciendo más evidente, se sintió más vinculada. De esta forma, siguiendo la estela de su itinerario personal, el recorrido cronológico propuesto se vuelve ágil, lúcido, significativo. Aquí, la primera sala muestra sus primeros óleos que tomó sirviéndose de la naturaleza para marcar desde su inicio un enfoque que sería siempre abstracto pero marcadamente lírico, esencial, susceptible de conmover. Dejó de pintar al óleo muy tempranamente para decantarse en adelante por la acuarela, la tinta, la fotografía y el grafito donde plasmó la irreversibilidad de la técnica, como la irreversibilidad de la vida avanzando. Ya en los setenta, la inclinación por las retículas y la geometría es total desarrollando un pulso con la vida que se acentúa a medida que la exposición evoluciona. Por ello, en sus últimas composiciones, cada vez más transparentes, se observa una desmaterialización que se advierte en obras que pintó casi sin tinta en la pluma, indicando su invariable destino hacia lo etéreo, en un intento de abandonar el suelo y ascender por encima de él, liberando el espíritu.

Mostrado así, su evolución tiene una lógica y claridad aplastante que dilucida lo que no resultando evidente, se intuye a primera vista. La emocionalidad, la delicadeza, la minuciosidad, la síntesis de influencias que concurren en un lugar común entre oriente y occidente, o el momento en el que la búsqueda deja de ser activa para establecerse en un lugar acomodado que invita a la reflexión de deliberaciones que se plantean como infinitas, proclives al diálogo, pero receptivas a la contemplación por la contemplación y al mismo tiempo, a encontrar, en esa mirada, el significado de la vida a la espera de un final anunciado, no siempre consciente, pero en Nasreen Mohamedi pronosticado, punzante, previsto. De ahí los latidos de su vida.
 
Nasreen Mohamedi | StyleFeelFree

Obra: © Nasreen Mohamedi, 1960 | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

Nasreen Mohamedi | StyleFeelFree

Obra: © N. Mohamedi, 1965 | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

Nasreen Mohamedi | StyleFeelFree

Obra: © N. Mohamedi, 1975 | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Nasreen Mohamedi. La espera forma parte de una vida intensa
Artista: Nasreen Mohamedi
Comisariado: Roobina Karode
Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Edificio Sabatini. Planta 3ª
Fechas: 23 de Septiembre de 2015 – 11 de Enero de 2016
Itinerancia: The Metropolitan Museum of Art, Nueva York (18 marzo- 5 junio 2016)
Actividades relacionadas: Encuentro en torno a Nasreen Mohamedi con dos intervenciones y un debate posterior entre Roobina Karode y Geeta Kapur en el Auditorio 200. Día 23 Septiembre a las 19 horas