Rosana G. Alonso
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Bajo el título ‘Sé un lugar, sitúa una imagen, imagina un poema’ el Museo Reina Sofía de Madrid dedica una muestra a la artista Ree Morton, icónica por su simbolismo cotidiano y kitsch

Ree Morton | Stylefeelfree
«Something in the Wind» («Algo flota en el aire», 1975) obra de Ree Morton | Foto: © Y.Yu para StyleFeelFree

El Museo Reina Sofía de Madrid acoge la exposición Ree Morton. Sé un lugar, sitúa una imagen, imagina un poema, la tercera retrospectiva significativa sobre la artista después de que el New Museum de Nueva York le dedicase su atención en 1980 y posteriormente, la Generali Foundation de Viena organizase una muestra individual en el 2008.

A medida que avanza la exposición Ree Morton. Sé un lugar, sitúa una imagen, imagina un poema  que sobre la artista norteamericana Ree Morton (1936-1977) atiende el Museo Reina Sofía, se vuelve más auténtica. Esa autenticidad, entre otras cosas, posiblemente fuese lo que hiciese que su obra, incluso ahora, no sea para mayorías o no sea para todos los gustos. Los que aman el buen gusto y la elegancia, el surrealismo purista, precisamente a esos, no va dirigido su trabajo. Ree Morton siempre tuvo claro lo que le gustaba y no sólo eso, lo que detestaba. Lo dejó escrito en alguno de los muchos cuadernos que rellenó a lo largo de su corta vida, entre otras anotaciones que apuntan datos sobre su investigación artística. Sabine Folie —co-comisaria de la muestra junto a Ilse Lafer— lo recupera ahora para hacernos partícipes de lo que viene a ser su dogma artístico, el que habla de esa autenticidad definida como antimodernista —en el sentido de que buscó, como otros de su generación, un vínculo con otras formas de vida y de conocimiento— que fue ganando terreno a unos comienzos más cercanos al minimalismo aunque Folie aclara que el arte de Ree Morton «no se adscribe en modo alguno al minimalismo imperante y dominado por hombres, sino que se identifica más bien con aquellas cualidades que Lucy Lippard resumió como abstracción excéntrica: la tendencia hacia lo visceral y la exageración más que hacia la noble simplicidad y serena grandeza».

Ree Morton sentenció así:
«Me gusta: los mosaicos bizantinos, los mosaicos islámicos, las muñecas Kachina, los frescos en villas romanas, el arte del Egeo, los ídolos sumerios, los buenos mentirosos, los escultores verdaderos, los circuitos impresos, Ingres.

Odio: el Simbolismo, el expresionismo abstracto, el surrealismo, la escultura helenística, los mentirosos, los pintores falsos, las pinturas rectangulares, las relaciones cromáticas, Stephen Greene, lo elegante, el buen gusto.»

Pero como suele ocurrir, incluso en sus fobias encontramos también esos opuestos afines que se perciben si atendemos a lo surreal como alegórico representado en materiales que más que definir el espacio, lo envuelven. O a un simbolismo encubierto por lo cotidiano y lo kitsch. Así, Manuel Borja-Villel, para explicar el trabajo de Ree Morton habla de hibridación de los materiales, de connotaciones con otro tipo de prácticas como la Literatura, de marcos que construyen alegorías, de parentescos con el folk y lo outsider. De aspectos que se relacionan con el juego, la decoración. De espacios mentales que van más allá de la presencia física del material y que «abren la perspectiva a otro tipo de manifestaciones artísticas».

La exposición retrospectiva que el Museo Reina Sofía de Madrid le dedica a Ree Morton es una investigación del espacio desde lo cotidiano y evocador que proyecta paralelismos con movimientos artísticos como el Pattern and Decoration, el Fiber Art  o lo que Rosalind Krauss denominó arte procesual

En realidad Ree Morton participa de una ambigüedad que adquiere consistencia en la mente del espectador o el espacio en el que se instalen sus obras. Independientemente de esto, las diferencias que se perciben en su trabajo en lo que se considera un segundo período, como aclara Ilse Lafer, se deben a la utilización de un material, el celastic, que introduce en los setenta, creando escenografías contundentes que se nutren, como recordaba Villel, de lo excluido. Pero también, apunta Lafer, de la mitología, los ritos, los signos de lenguas indígenas, las arquitecturas anónimas o la cultura hippy. Algo notorio en la obra que nos invita a entrar a la exposición. Una instalación compuesta por ramas entrelazadas de colores que reposan horizontalmente sobre dos ramas con forma de tenedor de dos puntas, que podría ser un alegato a esa libertad que confiere el hazlo tú mismo. Un espíritu de libertad imperante incluso en las obras más intimistas aunque muy singular en las banderas que creó en el trabajo titulado Something in the Wind (Algo flota en el aire, 1975) en el que customizó más de cien banderas inspiradas en su círculo de amigos que reclaman, como muchas de sus obras, estar colocadas al aire libre en entornos naturales como lo estuvieron de hecho en la goleta Lettie G. Howard, atracada en el Museo South Street Seaport de Nueva York. Ree Morton apela a la naturaleza como se aprecia en el uso continuado de madera que, parece ser, reutilizó de unas obras a otras perdiéndose así parte de su trabajo, muy prolífico a pesar de su corta trayectoria. Muestra de ello son las más de 100 obras que se pueden ver en la tercera planta del edificio Sabatini del Reina Sofía. Obras que se acomodan al espacio vistiéndolo, hablándole, dejándole un rastro ineludible de una singularidad poética que recoge el título apelando al ser, el lugar y la imaginación en ese sé un lugar, sitúa una imagen, imagina un poema. Ree Morton aquí, contradiciendo la práctica habitual del lenguaje en una expresividad que no teme no gustar y que llena vacíos habitados de escaleras, flores, lazos y guirnaldas que pudieran representar lo que no quiso decir, o no pudo, o se calló. Ree Morton habla, habla para quien quiera escuchar.
 

For Kate de R, Morton | StyleFeelFree

Obra: For Kate, 1976 (Para Kate) de © Ree Morton | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

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Obra: Devil Chaser, 1975 (Espantadiablos) de © Ree Morton | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

Signs of Love | R. Morton | StyleFeelFree

Obra: Signs of Love, 1976 (Señales de amor) de © R. Morton | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

To Each Concrete Man | StyleFeelFree

Obra: To Each Concrete Man, 1974 (A cada hombre concreto) de © R. Morton | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Ree Morton. Sé un lugar, sitúa una imagen, imagina un poema
Artista: Ree Morton
Comisariado: Sabine Folie e Ilse Lafer
Lugar: Museo Reina Sofía (edificio Sabatini. 3ª planta)
Fechas: 19 de Mayo de 2015 – 28 de Septiembre de 2015